
Por Francisco Suniaga en La Gran Aldea
La idea de la espada de Bolívar como símbolo revolucionario fue originalmente del M19 del ahora presidente Gustavo Petro. La organización guerrillera la robó de la Quinta de Bolívar en Bogotá, el lugar donde estaba guardada, en enero de 1974, y la desapareció por diecisiete años. El propósito, según expresaron sus voceros entonces y, más recientemente, el propio Petro en una entrevista en televisión, era hacer ciertas unas palabras de Bolívar relativas a no envainar la espada mientras hubiese injusticia en Colombia.
La historia de la acción revolucionaria con la espada colombiana tiene sus puntos oscuros porque a lo largo de su peregrinar subversivo, algún camarada, a su vez, se robó la vaina, que era de oro del bueno. Incluso, según cuenta Tulio Hernández en una nota de hace un par de años, un hijo de Pablo Escobar publicó una foto en Instagram, armado con ella. La cosa no termina ahí, al parecer, su pasantía más larga fue en Cuba, bajo la custodia de Fidel mesmo. Me imagino que los colombianos, que el tonto lo tienen lejos, habrán verificado que en efecto la que devolvió era la original o que por lo menos le habrán preguntado por la vaina (de la espada).
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