
Por Andrés Cañizález en El Estímulo
La Organización Mundial contra la Tortura define a la tortura como “la destrucción intencional de un ser humano en manos de otro”. Si bien los métodos para torturar varían, éstos a fin de cuentas buscan “infligir gran dolor y sufrimiento” y “todos tienen el mismo objetivo: quebrantar a la víctima, destruirla como persona y negar su condición humana”.
La activación de una investigación contra el régimen de Venezuela, por parte de la Corte Penal Internacional (CPI), tiene a la tortura entre otros delitos de primer orden. Igualmente, la Misión de Determinación de los Hechos, nombrada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ha contribuido a documentar el horror. En Venezuela tenemos una maquinaria institucional dedicada a la tortura.
Hace un año desarrollamos en El Estímulo una serie de artículos que pueden verse en este link y que daban cuenta del horror que se vive en torno a las detenciones políticas en el país. Nos basamos en el demoledor primer informe de la Misión de Verificación de los Hechos, que elaborado por tres expertos independientes ha terminado siendo un documento de referencia, incluso para la CPI. Durante varias semanas leí y escribí sobre varios casos.
Lee más en El Estímulo