Prodavinci | Se llamaba Néstor Zavarce, por Milagros Socorro

Por Milagros Socorro en Prodavinci

Néstor Zavarce, circa 1970: Tito Caula ©Archivo Fotografía Urbana

Cuando Néstor Zavarce participó en el elenco de la telenovela Esmeralda, en 1970, su nombre no aparecía en el rótulo protagónico, reservado a Lupita Ferrer y José Bardina. Ni siquiera se le concedió una mención aparte -que sí tuvo Ada Riera, su pareja en la historia-. De hecho, los créditos, que rodaban mientras sonaba el instrumental de “Las flores que me diste” de Vicente Emilio Sojo, aparecían así: «Con Adita Riera en el papel de ‘Graciela’ y las actuaciones estelares de Eva Blanco, Ivonne Attas, Esperanza Magaz, Orángel Delfín, Néstor Zavarce y Hugo Pimentel». Lo pusieron de penúltimo. Una ordenación incomprensible, puesto que de todos los mencionados el falconiano era quien tenía mayor cartel. De todos, Zavarce era el único que podía jactarse de haber sido: revelación infantil, estrella de cine en Venezuela y otros países de América Latina, cantante famoso, uno de los mayores vendedores de discos en su país, compositor, animador de espacios televisivos y de espectáculos maratónicos. De aquel conjunto, muy distinguido sin duda, solo él había estado en escenarios de muchos países, ganado los premios más importantes de Venezuela y llevado a ambulatorios para restañar las heridas producidas por muchachitas fanatizadas que, en su deseo de acercarse a él, tocarlo, arrancarle un pedacito de corbata o camisa, lo habían dejado como un cristo. Y no una, muchas veces. Esto, antes de que los Beatles probarán las uñas de unas audiencias a las que habían arrancado lágrimas, gritos y estremecimientos. 

En Esmeralda, el segundo dramático que la cubana Delia Fiallo escribiera para Venezuela, Néstor Zavarce integraba el cuarteto de primera fila al interpretar a ‘Adrián Lucero’, uno de los galanes de las dos parejas sobre cuyos hombros recaía la trama. El otro era José Bardina, quien hacía al adonis de ciudad, mientras Zavarce era el de campo.

¿Por qué le negaron el sitial que le correspondía en el bando de créditos? Es un enigma. En justicia, por méritos, por caché y por popularidad, el Chogüí debía abrir la introducción de cada capítulo o ser objeto de una distinción particular. Es evidente que él mismo no exigió lo que en buena lid le pertenecía. El caso es que Esmeralda, un gran éxito continental (que incluye a los hispanos de los Estados Unidos) fue el último de Zavarce, que a partir de entonces empezó a declinar, aunque solo tenía 35 años. 

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