Prodavinci | Caracas entre murales y grafitis: historias del arte urbano

Retrato de Pah-D junto a CaradeBolsa. Fotografía: Diego Torres Pantin

POR Diego Torres Pantin

El rito iniciático de Pah-

Hugo Carrasco, mejor conocido como Pah-D, tenía 14 años cuando su primo Carlos David —grafitero popular en Maracay— le ofreció llevarlo para hacer su primer grafiti. Dada la admiración que le merecía, era un sueño hecho realidad. En la noche, fueron en carro hasta la carretera que conecta Los Naranjos con El Hatillo, en Caracas. Los acompañaba el mejor amigo de su mentor. Entre los tres, ilustraron una pared. Antes de terminar, escucharon a los policías: “¡Arriba las manos!”.

Comenzó el proceso de intimidación. “Todos ustedes van presos”. “Tenemos tiempo buscando un carro con esta placa, sabemos que es robado”. “Chamo, tienes catorce años, ¿no prefieres pasar un viernes cogiendo que rayando la calle?”. Tras la conversa, decidieron dejarlos ir a cambio de una “colaboración”.

Solucionado el asunto, Carlos David vio que había dejado las llaves dentro del vehículo. Los policías les dijeron que iban a buscar un alambre en la estación para abrir la puerta, que les dieran unos minutos. Apenas se fueron, el grafitero rompió la ventana con una piedra. Pah-D se hizo una cortadura sacando las llaves. Después de esa aventura, el amigo de Carlos David no quiso volver a hacer un grafiti. Por su parte, Hugo sentía que había encontrado una vocación.

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