
Por Arturo Wallace en BBC Mundo
El cierre de la cuenta de Twitter de Donald Trump después de que partidarios del presidente asaltaran el Capitolio el 6 de enero fue celebrada por unos y denunciada por otros.
Y, como cabe esperar, entre los críticos de la decisión abundan los seguidores del presidente estadounidense. Pero estos no son los únicos que han hecho sonar voces de alarma.
La canciller Ángela Merkel -a quien nadie describiría como cercana a Trump- se refirió a la medida como «problemática» por limitar «el derecho fundamental a la libre expresión» de su colega norteamericano.
Mientras que el activista ruso Alexei Navalny recurrió al mismo Twitter para denunciarla como «un acto inaceptable de censura», en un ejemplo de la preocupación que la medida ha generado entre algunos defensores de la libertad de expresión, especialmente en países donde la misma no está garantizada.
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