
La participación del Consejo Nacional Electoral (CNE) en las primarias debería ser un dolor de cabeza para el régimen de Nicolás Maduro. Imaginen el cuadro: la oposición unida metiéndole presión al “árbitro” para que cumpla con su deber, so pena de aumentar la condena internacional contra el oficialismo.
Pero, por el contrario, se está convirtiendo en el enésimo autogol de la oposición. En lugar de enfilar las baterías al frente, donde está el CNE, apuntan contra la Comisión Nacional de Primaria. Y se disparan en un pie. Nicolás Maduro nuevamente sonríe.
Está claro que el chavismo hará todo lo que esté a su alcance para destruir las primarias. Jamás y nunca permitirá que se celebre una consulta como la de 2012, que para su éxito contó con el apoyo del brazo electoral del PSUV (CNE) y de la Fuerza Armada chavista, incluidos milicianos en el Plan República.
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