Opinión | Malas Palabras, por Moisés Naím

Los nuevos tiempos les dan renovada presencia a algunas palabras mientras que marginan a otras o les cambian el significado. “Plataforma” es un buen ejemplo de esto. Antes, esta palabra se utilizaba primordialmente para referir -según el Diccionario de la Lengua Española– a “una superficie horizontal, descubierta y elevada sobre el suelo donde se colocan personas o cosas”. Ya no. Ahora Twitter, Instagram, YouTube o Facebook (que se cambió de nombre a Meta), son llamadas “plataformas”. También lo son los miles de nuevos emprendedores que, inevitablemente, describen su empresa como una “plataforma”.  

Así es, las “plataformas” están in, y las empresas están un poco out. Pero resulta que las plataformas son empresas que prefieren maquillar -o borrar- su descripción como tales. La realidad es que detrás de la gran mayoría de las plataformas hay una empresa con fines de lucro.

Una de las razones por la cual esta palabra es tan popular es que, con frecuencia, las plataformas hacen dinero alterando drásticamente su forma de trabajar, modificando los productos que venden, introduciendo nuevos productos o haciendo más eficiente la forma de producirlos. Los teléfonos móviles e inteligentes son un ejemplo de esta innovación disruptiva ya que alteraron drásticamente la industria de la telefonía y muchos otros “espacios adyacentes”. Claro que, por cada éxito de esta envergadura, hay cientos de miles de plataformas basadas en alguna presunta o real innovación disruptiva que fracasan.

Lee más en MoisesNaim.com

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s