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El escritor argentino Alejandro Vaccaro (Buenos Aires, 72 años) tiene una valiosa colección de 30.000 piezas relacionadas con Jorge Luis Borges. En los años setenta, se recuerda como “un lector voraz que leía desordenadamente” todo lo que llegaba a sus manos. En ese ir y venir de libros apareció El informe de Brodie, uno de los libros de cuentos de Borges. “Me cautivó. Me impresionó lo distinto que planteaba cosas que no planteaban otros y comencé a leerlo, a profundizar en sus textos, a asistir a las conferencias que daba, impresionado por una figura tan particular y esa literatura tan seria y compacta. Fue un amor a primera vista”, relata en una entrevista con EL PAÍS celebrada en su departamento de Buenos Aires.
La entrada de la vivienda es un templo dedicado al culto borgeano. Lo domina una estantería con miles de libros del célebre escritor argentino —forrados con papel especial, de ecobotánica, para su preservación— y alrededor pueden observarse también un gran busto del autor, retratos, muñecos y fotografías. En el salón contiguo hay más bibliotecas, atestadas de primeras ediciones de libros de literatura argentina y latinoamericana.
Cinco décadas después del flechazo inicial, Vaccaro es reconocido como uno de los grandes biógrafos y coleccionistas de Borges. El también titular de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de la Fundación El Libro, organizadora de la Feria del Libro de Buenos Aires, presentó allí días atrás Borges, vida y literatura, su sexto ensayo publicado sobre el autor de El Aleph(1949). Asegura desconocer qué ocurrirá con la obra de Borges tras la muerte sin testamento de su viuda y albacea, María Kodama, pero le gustaría que estuviese controlada por un grupo de notables internacional que decidiese cómo editarla y publicarla.
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