
En Rusia, cada 9 de mayo se celebra el Día de la Victoria, rememorando la parte que a la URSS corresponde en la derrota del nazismo. Europa la celebra el día anterior. Esto se debe al hecho de que la Alemania nazi, representada por el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional el 8 de mayo de 1945 a las 22:43 hora central europea (9 de mayo a las 0:43 hora de Moscú), ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin así a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo.
En Internet, en una página web denominada elciudadano.com, leo la siguiente información: «El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso) ha publicado documentos desclasificados de los archivos de tiempos de la Segunda Guerra Mundial en los que las autoridades soviéticas recopilaron evidencias y testimonios de las atrocidades cometidas por los nazis contra la población civil de la región de Donetsk». Entre las atrocidades que estos documentos revelan están: encarcelamiento y fusilamiento de civiles; explotación sexual de las mujeres, obligadas a prostituirse por el ejército invasor; decomiso de alimentos y abrigos, bajo amenaza de fusilamiento; enfermos y heridos quemados y 1272 edificios destruidos, entre otras no menores atrocidades. «No había ni una sola calle en la ciudad que no estuviera ardiendo en llamas», dice alguno de los documentos que Rusia ha sacado a la luz.
Esto parece un ejercicio cruel de surrealismo, porque todo lo que revelan los documentos de la FSB es exactamente lo mismo que, según una investigación de la ONU, está sucediendo hoy en Ucrania a cuenta de la invasión rusa. En dicha investigación se afirma que se cometen en este momento (¡80 años después!) crímenes de guerra. Se habla de ejecuciones brutales, bombardeos a la población civil, agresiones sexuales contra mujeres y niños, bombardeos a centros sanitarios como el hospital de Mariupol, torturas y una larga lista de horrores, exactamente idénticos a los que el Día de la Victoria aborrece en los nazis y los documentos desclasificados por la FSB, atribuyen al ejército alemán.
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