Opinión | Colombia y Venezuela: un ensayo impresionista, por Rafael Arráiz Lucca

“Los críticos de la exasperante trama jurídica y burocrática colombiana se quejan del ‘santanderismo’ del país, donde todo debe ser diligenciado, judicializado, documentado, y añoran una pizca de ejecutivismo militar. Por lo contrario, en Venezuela se está hasta la coronilla del ejecutivismo militar que irrespeta el marco legal y que conduce a que el poderoso haga lo que le da la gana, sin que las consecuencias judiciales se hagan presentes”.

Viví tres años en Bogotá. Entre septiembre de 2010 y julio de 2013 avancé por sus calles con una botella de agua en la mano, buscando contrarrestar los estragos que causaban los 2.600 metros de altura en mí sistema circulatorio hipertenso y mis incipientes problemas con el azúcar. A veces había que detener la marcha y buscar oxígeno en el respirar pausado que facilitaba un banco de una plaza; otras, había que ingerir corriendo un litro de agua para licuar la sangre y ayudar su paso por sus caminos naturales, dificultados por la espesura que provoca la falta de oxígeno. Entonces, experimenté algo que jamás me había ocurrido antes: mi cuerpo se hizo presente y ocupó todo el espacio diciendo: “Ocúpate de mí, ponme cuidado”. Eso hice, inevitablemente. Con todo y el terror que le tengo a los médicos y los exámenes de laboratorio tuve que acudir a ellos buscando nivelarme, recuperar un mínimo equilibrio.

Ahora que escribo estas líneas desde los 800 metros de altura de Caracas advierto que no lo logré plenamente. Mis años de Bogotá estuvieron signados por mi cuerpo diciéndome a horas variables del día, pero sobre todo en las mañanas, “aquí estoy, vengo a someterte otra vez, ocúpate de mí”. No obstante lo anterior, no tenía ninguna posibilidad de vivir en Bogotá sin trabajar, de modo que presenté mis títulos en la Universidad del Rosario y me aceptaron como profesor-investigador. Di entre uno y tres cursos por semestre, pero me quedaba tiempo para investigar, leer y escribir, y eso hice, siempre con la botella de agua al lado.

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