
Rafael Cadenas ha entrado caminando lento, con su traje marrón, acribillado por los fotógrafos, ante los que ha permanecido con una expresión de chico tímido. Tiene 93 años, había llegado el día anterior en un vuelo desde Venezuela. No sabía si iba a venir, pero al final vino.
―Gracias por venir a intimidarme ―dice con una leve sonrisa.
Cadenas, poeta, es el ganador del Premio Cervantes de este año, el galardón más importante de las letras hispanas, que le será entregado por los Reyes el lunes en Alcalá de Henares. El quinto poeta consecutivo, después de Ida Vitale, Joan Margarit, Francisco Brines y Cristina Peri Rossi. Este jueves antes del mediodía ha comparecido ante la prensa en la Sala del Patronato de la Biblioteca Nacional, bajo la lámpara historiada, frente a los libros antiguos, bajo la mirada de los retratos de Borbones de otro tiempo.
―Tendrán que acostumbrarse a mis pausas ―advierte.MÁS INFORMACIÓN
Guía de lectura de Rafael Cadenas, por Carlos Pardo
Durante el encuentro, Cadenas ha hablado de cómo la poesía reside dormida en el lenguaje, de su gusto por leer diccionarios, y diccionarios etimológicos, de donde también sale la poesía. Un ejemplo: la palabra atónito significa, etimológicamente, “alcanzado por el rayo”. Hay veces que la poesía es involuntaria, explica el venezolano. Muchas veces la poesía no está en el poema, dice también. Y recuerda la poesía en un título querido: Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, de María Teresa León.
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