
Foto: Miyanllela Fernández se asoma a la ventana de su casa, desde donde vio el asesinato de su hijo.GABY ORÁA
Omar estaba con otros cuatro amigos jugando cartas en una vivienda del barrio José Félix Ribas, en el caraqueño barrio de Petare, cuando un grupo de funcionarios policiales irrumpió, acorraló a los jóvenes y los asesinó. Era 31 de julio de 2022 y no fue hasta hace poco, ocho meses después de lo ocurrido, que su madre Urselis Valdez ha podido ver el expediente del caso. Empieza a recordar los detalles de ese día en que lo buscó en una comisaría, porque le dijeron que se lo habían llevado vivo y luego lo encontró en un hospital con las costillas rotas y un número de disparos en su cuerpo que no ha querido saber. “Me siento bastante mal, todos los días lloro a mi hijo, pero su muerte no se va a quedar así”, dice la mujer de 42 años, acompañada de Lina Rivera y Carmen Arroyo, que se conocieron porque comparten duelos similares por familiares asesinados por la policía y se acompañan en el empedrado y solitario camino hacia la justicia.
Las historias de estas mujeres están entre los más de 2.000 testimonios que recibió la Corte Penal Internacional en los primeros meses de este año, cuando abrió la posibilidad de escuchar a las víctimas como parte del proceso que se sigue para reanudar las investigaciones sobre la presunta comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela. El volumen de formularios y videos recibidos obligó a extender el plazo a la Fiscalía a cargo de Karim Khan para su procesamiento y dar una respuesta sobre este asunto, que se espera para finales de este mes.
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