
Twitter: @miropopiceditor
Un fantasma recorre las plantaciones plataneras de Venezuela y otras partes del continente. Es un hongo malo, malísimo, llamado Fusarium R4T, una enfermedad destructiva capaz de acabar con los cambures y plátanos que comemos todos los días. Alguien subió en redes sociales que no había por qué alarmarse ya que no afecta la salud de los humanos. Pero ese no es el problema, estúpido, ¡es la comida! Sin plátanos no hay comida para la mayoría de la población. No solo eso. ¿Cómo concebir la vida sin tostones ni tajadas?
¿Por qué tanta variación entre una tajada y un tostón? Los plátanos verdes son ricos en almidón mientras que maduros son ricos en azúcar, eso es lo que hace la diferencia al cocinarlos. A medida que maduran van cambiando de consistencia y adquieren notas herbáceas y florales, con un toque predominante de clavo de olor, con una alta acidez.
El azúcar de un plátano maduro tiende a caramelizarse rápidamente por lo que las tajadas deben ser delgadas y la cocción breve. La doble fritura en cambio es lo mejor para los plátanos verdes, donde primero pasan por una pre cocción a temperatura baja, luego se aplastan y se dejan a la espera de una fritura breve a alta temperatura al momento de servirlos, permitiendo que se intensifiquen y desarrollen las notas terrosas y frutales alcanzando nuevos niveles de sabor.
Lee más en TalCual