
Por Ubaldo Arrieta
«La economía estúpido» («the economy, stupid»), una frase que con frecuencia ha sido utilizada en el análisis de coyunturas conflictivas, para orientar acerca de estrategias que conduzcan a cambios políticos. Su origen; la victoria de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos, descontando sorpresivamente una amplia ventaja que favorecía al mandatario que aspiraba ser reelegido.
Frente a aquella desventaja, James Carville, asesor de la campaña electoral de Clinton, indicó que la estrategia debía enfocarse en la problemática que afectaba la calidad de vida de los ciudadanos y en sus necesidades más apremiantes. Lo hicieron, voltearon la tortilla y se logró el objetivo.
Esa sugerencia que entonces concretó exitosamente James Carville: «Es la economía estúpido», flota por estos tiempos en la Venezuela 2023 cuando se intenta una visión del corto plazo que al final conduzca a una trancisión, al cambio político posicionado en la mente de 80 por ciento de los venezolanos. Entonces, hay la urgencia de despejar incertidumbres, de conocer la visión, de «cómo ven la cosa» expertos analistas y hombres de empresa, y si definitivamente, para empezar, “es la economía…”
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