
Para los que nunca lo conocieron o no lo recuerdan, el cantautor Alí Primera fue icono de la canción popular y de protesta. Su legado también fue uno de los primeros patrimonios culturales venezolanos confiscados por el discurso incendiario de los militares que llegaron al poder hace más de dos décadas de la mano de Hugo Chávez. Cada aniversario de su desaparición física, le llueven los homenajes desde la propaganda oficial. Su música es usada en cada acto oficial chavista como si hubiera sido escrita para el comandante galáctico y su doctrina.
Conocido hoy por algunos jóvenes simplemente como el padre de Servando y Florentino, Alí Primera fue un maestro de la música folklórica venezolana y cultor de ritmos regionales, pero con letras cargadas de profunda denuncia contra las injusticias sociales de la Venezuela que era rica y no lo sabía.
Sus canciones sonaban en la radio (cosa que posiblemente hoy estaría prohibida por la censura oficial y la autocensura de los medios tradicionales), vendía miles de discos con su propio sello «Cimarrón», llenaba enormes espacios con sus conciertos en vivo y era militante de la izquierda romántica en los años de la Guerra Fría.
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