
Mucho antes de que los seres humanos inventaran el alfabeto, escribió el jardinero, filósofo y antropólogo español Santiago Beruete en su hermoso libro Verdolatría. La naturaleza nos enseña a ser humanos, los árboles ya practicaban su propia escritura. La trama de ese relato, pródigo en detalles, puede leerse en los surcos de su tronco mucho tiempo después de que el recuerdo de los acontecimientos que los inspiraron se haya disipado. Algunos de los ejemplares más longevos del planeta ya existían hace 5.000 años, afirma Beruete, cuando los primeros escribas sumerios y egipcios garabateaban con sus punzones signos e ideogramas en sus tablillas.
Verdolatría es un fascinante libro que ha reafirmado la vida de mi amiga Tita Beaufrand y entre millares de sabias verdades y reflexiones dice que los árboles son los organismos vivos mas grandes, longevos y con mas biomasa del planeta, con independencia de la variedad a la que pertenezcan. Las secoyas gigantes de la familia de las cupresáceas son los más altos del mundo.
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