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Sí, leyó bien. No son millonarios… son «millardarios», porque poseen miles de millones en monedas duras, no como nuestro vapuleado bolívar, otrora una de las monedas más sólidas del mundo y que, gracias al chavismo, hasta hace un año le hemos quitado catorce ceros y por el paso que vamos, pronto habrá que quitarle otros más…
Gracias al chavismo también hay varios millardarios. A unos cuantos, pocos, diría yo, los conocemos. Otros, con agallas igual de enormes, pero de perfiles bajísimos, ni tenemos idea de que existen. Solo cuando nos enteramos de gastos rocambolescos es que sabemos que, en efecto, ahí están, ansiosos de gastar su dinero mal habido, de lavar sus dólares y de imitar en lo posible a quienes una vez dijeron detestar: los ricos. Por eso, las tiendas de súper lujo, los restaurantes, shows y espectáculos más caros de América Latina, están hoy en Venezuela, un país que, contradictoriamente y según los datos que arrojó la encuesta ENCOVI de la UCAB, medida por el nivel de ingresos, “en 2022 la pobreza afecta a 81,5% de la población, es decir, 8 de cada 10 venezolanos no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica”.
Pareciera que los millardarios nuevos ricos comparten extravagancias en todas partes del mundo. Así veremos a unos cuantos venezolanos enchufados queriendo imitar a Jeff Bezos, quien gastó 5,5 mil millones de dólares para pasar 10 minutos ingrávido en el espacio en 2021. Obviamente está esperando recuperarlos cuando empiece a producir su empresa Blue Origins, de viajes al espacio. Ya hay cerca de 8.000 interesados en participar en las subastas para cuando arranquen los viajes, no me extrañaría que hubiera uno o varios venezolanos en la lista. Bezos es el hombre más rico del mundo y tiene el mérito de haberse labrado su fortuna a pulso… no como los de aquí que son unos ladronazos.
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