Fotografía cortesía de Mari Montes
Fue una temporada espectacular, otra más, al lado tuyo.
Parece que fue hace nada cuando amanecimos en Júpiter, frente al Roger Dean, ese parque tan especial para nosotros. Ahí te dejamos por primera vez “solito”, en un campamento de béisbol.
Estabas asustado, pero no dijiste nada. Te bajaste del carro con tu batera y volteaste una vez. Arrancamos y dimos la vuelta dentro del estacionamiento, ese mismo donde veíamos llegar a Max Scherzer y Tony Clark muy temprano y marcharse después de la medianoche.
Estacionamos y aún estabas ahí; creo que esperabas que hiciéramos eso. Tu papá se bajó y le dijo al coach que no hablabas inglés y que eras catcher. Él le dijo: “No se preocupe que aquí hablamos béisbol”. Eso lo entendiste, te hizo sentir seguro, y a mí también. Nos volvimos a despedir.
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