
Los entrevistados carraspean entre frases y algunos, como el profesor Marcelino Bisbal y el periodista y escritor Sebastián de la Nuez, no pueden ni siquiera grabar un audio para dar su testimonio sobre el padre José Virtuoso, fallecido el jueves 20 de octubre, en Caracas. Nunca había tenido esta experiencia y sabe Dios que he escrito montones de obituarios.
El fallecimiento del cura Virtuoso parece ser la muerte más lamentada de los últimos, no sé, ¿quince años? Más sinceramente sentida y percibida, por más sectores, como un golpe muy rudo para el país. De las entrevistas y los comentarios divulgados en las redes sociales se concluye que Virtuoso era percibido como la personificación del país que podemos ser; la síntesis de las mejores cualidades del gentilicio; y la encarnación de las acciones y estrategias más eficientes para lidiar con la crisis, entendernos con el otro y optimizar los recursos.
Lee más en La Gran Aldea