
Por Natalie Kitroeff y Anatoly Kurmanaev
La migración masiva en la frontera sur de Estados Unidos y la guerra energética contra Rusia han creado una urgencia renovada al interior del gobierno de Joe Biden para reconfigurar la relación con Venezuela, un país rico en petróleo.
Las discusiones, que según funcionarios estadounidenses giran en torno a restablecer las exportaciones petroleras de Venezuela si el país toma medidas para restaurar la democracia, podrían impulsar una gran transformación diplomática con el adversario más reacio de Washington en Sudamérica.
Desde que el presidente Biden llegó al poder, el gobierno ha mostrado cierta apertura a un acercamiento con Venezuela a cambio de una liberalización democrática, en parte porque algunos funcionarios estadounidenses creen que un enfoque puramente de línea dura no ha logrado que el gobierno de Nicolás Maduro se aleje de la autocracia.
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