
El Museo de los Niños de Caracas cumplió 40 años. Cuando fue inaugurado, el 5 de agosto de 1982, era el único en su tipo en América Latina: un museo educativo-recreativo en el que los niños y niñas podían interactuar con las exhibiciones, un espacio seguro para descubrir el porqué y el para qué de las cosas.
Las salas cerraron sus puertas al público cuando comenzó la pandemia. El museo es una fundación privada sin fines de lucro, y sin ventas de taquilla se detuvo el flujo de recursos para el mantenimiento de las exhibiciones. La tarea ya era difícil debido a la falta de apoyo económico. El lugar tiene un área de 9000 metros cuadrados y más de 500 exposiciones, y siempre es necesario sustituir y actualizar los equipos tecnológicos en sus espacios. La directiva se propuso reabrir el museo antes de finalizar este año, e inició una campaña para financiar las mejoras estructurales.
Darwin Sánchez tenía 17 años cuando comenzó a trabajar como Amigo Guía del Museo de los Niños. Dos décadas después es jefe de la Unidad de Educación de la institución y vocero del proyecto de renovación. Explica a Prodavinci el alcance y los retos de esta iniciativa, repasando la historia y la misión del museo, y agrega algunos logros del plan ideado para recuperar las instalaciones.
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