
Sin una cultura de centros comerciales o lugares destinados específicamente al ocio, los venezolanos Andrés Cosson y Julieta Arnau dedican sus tardes en Bamako, la capital de Malí, a tomar té debajo de una mata de mango, como suelen hacer los lugareños.
Cuando programé la entrevista con ellos para Radio Migrante, en abril pasado, en principio sería con una sola persona. Ya no recuerdo bien si era con Andrés o con Julieta. En la preparación previa surgió la idea de hacer la entrevista con ambos. Fue, debo decirlo, mi primera vez y me encantó. Por lo general he entrevistado a muchas personas, pero con ellas fue la primera y hasta ahora única vez de entrevistar a una pareja. Lo que pueda decir de la conversación se quedará corto ante la deliciosa conversación que sostuvimos.
Malí es un país del occidente africano. Revisé en Google Maps y existen 6.404 kilómetros entre Caracas y Bamako, la capital de esta nación. Según las indagaciones de mis entrevistados, allí residen, contándoles a ellos, apenas 4 venezolanos, ellos como familia y el embajador de Venezuela. Salieron del país, como muchos otros de los testimonios que hemos recabado, en el fatídico año 2017.
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