
Carlos Blanco ha creado un nuevo género literario, “la populesca”, como define el escritor Juan Claudio Lechín a la novela Gran marcha hacia el abismo donde el populismo del siglo XXI finalmente ha sido ficcionado desnudando toda su tragedia y con sus más pintorescos personajes en los roles protagónicos: desde el asaltante de bancos devenido en ministro hasta el periodista que extorsiona e intercambia información por dinero contante y sonante. No queda títere con cabeza en la novela, esa nueva forma que ha encontrado Carlos Blanco (analista político por años, exministro en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, experto en manejo de riesgos, etc., etc.), para amplificar su eterna defensa de la democracia armado esta vez con una historia de ficción cargada de excesivas verdades.
-¿Con la ficción puede decir más que con sus artículos, ponencias o seminarios políticos?
-Se ha hecho un tópico hablar de la potencia de la ficción, de tal manera que el tema no es nuevo. Lo que he experimentado, después de muchas décadas en el oficio de escribir para diarios y revistas dentro de Venezuela y algunas veces fuera, es que no es posible atrapar toda la realidad con la mirada del analista; en el fondo la realidad es inabarcable e inalcanzable, siempre cambia en nanosegundos aunque sea imperceptible en las dimensiones de la especie humana. La ilusión del pensamiento racional y científico es eso, una ilusión…
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