
Por Alonso Moleiro
Fue Carlos Andrés Pérez el dirigente político del siglo XX que expresó con mayor elocuencia y con más simetría las debilidades y las máculas, las luces y las sombras, el balance definitivo del sistema democrático fundado en 1958. Tengo la impresión personal de que, con el paso del tiempo, el juicio histórico que se consolidará en las futuras generaciones en torno al régimen puntofijista se irá pareciendo mucho al de su propia persona. En lo malo y en lo bueno.
Por estos días, muy cerca de arribar a su centenario, en pleno desierto de la decadencia, a Pérez se le recuerda de una forma algo idealizada, con una nostalgia un poco superficial, no muy diferente al odio encarnizado que alguna vez se promovió en contra de su persona.
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