
Están por cumplirse tres meses de unos anuncios que levantaron interés sobre una eventual apertura económica. Como en otros tantos ámbitos, el anuncio oficial de que se hará algo no significa que tal medida efectivamente se ejecutará. Hay mucho anuncio y ejecución limitada (y a veces nula) entre quienes gobiernan.
El pasado 11 de mayo, Nicolás Maduro hizo un anuncio que podía interpretarse como su decisión de desandar el camino estatista que había llevado adelante Hugo Chávez, en su momento. “Vamos a sacar entre 5% y 10% de las acciones de varias empresas públicas para la inversión nacional, fundamentalmente, o internacional”, sostuvo.
Esto tenía lugar, y no pocos conectaron una cosa con la otra, junto a la decisión (esa sí sin anuncios grandilocuentes) de regresar a sus antiguos propietarios un gigantesco centro comercial expropiado por Chávez, en el centro de Caracas. El Sambil La Candelaria terminó siendo símbolo de una empecinada e injustificada política de expropiaciones en los años de bonanza económica en los que Chávez tuvo el poder.
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