
Algo pasaba en la Colonia Tovar. Nacían niños con ojos de distintos colores; niños con sordera cuyos padres perdían, además, audición con el envejecimiento. Parecía una endemia de familias.
La mayoría de estas personas llegaron en 1843 desde Baden-Württemberg, estado de Alemania. El congreso venezolano los había invitado luego de que José Antonio Páez propusiera atraer migrantes para desarrollar la agricultura en el país. Manuel Felipe Tovar —quien llegaría a ser el primer presidente de Venezuela electo por votación popular— donó las tierras de lo que después se conocería como Colonia Tovar.
En el barco de los colonos hubo un brote de viruela, por lo que los fallecidos fueron arrojados al mar. Los sobrevivientes llegaron a Choroní, donde tuvieron que hacer cuarentena. Luego se trasladaron a La Victoria, en el estado Aragua.
Los primeros colonos construyeron casas entramadas de madera y se dedicaron a la agricultura, preservaron sus costumbres y sobre todo sus genes: casi no se mezclaron ni salieron de allí por alrededor de 100 años. Entre 1843 y 1862, llegaron más de 378 extranjeros. Solo 92 tuvieron descendencia.
Lee más en Prodavinci