
Caracas. En un típico gesto de «escoba nueva» pero de izquierda (que ya es mucho decir), la cámara de diputados de Chile aprobó un proyecto» que garantiza acceso a productos de higiene y salud sexual a personas menstruantes», vendido por algunas parlamentarias como «un gran avance para las mujeres y trans masculinidades».
El proyecto, que etiquetaron como #DignidadMenstrual -que debería ser rebautizado como #¿QuéVaina es Esa?’-, busca «reconocer los derechos de las personas menstruantes y garantizar el acceso universal a los productos de gestión menstrual», un palabrerío inútil a estas alturas del siglo que no dice absolutamente nada y las cuales, como buen discurso socialista, prometen imposibles.
Porque, ¿qué cipote son los derechos de las personas menstruantes?, para empezar. ¿A cuáles derechos se refieren quienes seguramente gastaron horas en discusiones inútiles para terminar redactando esta gran nada?. Y lo asevero porque luego de 38 años menstruando no logro entender de qué me perdí, cuáles eran mis derechos como persona menstruante que alguien – propablemente el capitalismo-, me impidió ejercer. Y vaya que me fajé a hacer una lista: ¿menstruar sin que nadie se enterara? ¿Pedir la tarde libre por malestar?, ¿Comprar más ropa interior porsia las moscas? ¿Pedirle a una amiga que se fije si manché el pantalón?… Y creo que hasta allí me llegó la imaginación sobre lo que han debido ser «mis derechos» como mujer, que es como nos solemos llamar las 1 mil 800 millones de féminas que habitamos el planeta, a excepción de las casi 9 millones de chilenas que ahora se empezarán a definir con ese otro genero tan largo.Cabe preguntarse si después de aprobar la ley, los diputados ya calcularon cuánto van a gastar en la compra de tampones y toallas sanitarias que prometen regalar a las personas menstruantes en todo Chile.
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