
POR Mari Montes
La mañana siguiente al hit 2.999, Miguel Cabrera conversó muy relajado en el clubhouse. El tema, por supuesto, era el hit que estaba por conectar, su expectativa para cuando ocurriera, lo que significaba igualar en imparables a Roberto Clemente. Era una conversación en inglés con los medios de Detroit, y respondía entusiasmado valorando el legado del Cometa de Carolina.
En la lista histórica, el siguiente era Al Kaline, y también le preguntaron por él.
El tono de Miguel Cambió. Recordó que Al Kaline siempre le dijo que él iba a conectar 3 mil hits, animándolo a continuar, a divertirse en el juego. “Lo voy a extrañar cuando dé el hit”, dijo con la voz quebrada. Al menos a mí me sorprendió verlo tan conmovido.
Los unió una amistad entrañable. Decenas de fotografías reflejan el gran cariño que se profesaron. Al terminar el juego en el que dio los hits 3.000 y 3.001, volvió a recordarlo con palabras de agradecimiento.
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