
Por Moisés Naím en El Nacional
Esta es una comparación injusta. Antes de discutir semejanzas entre estos dos hombres es indispensable enfatizar la inmensa diferencia que hay entre ellos: Putin es un genocida y Musk es un genial inventor. El líder ruso es el responsable de la muerte de decenas de miles de inocentes asesinados por los militares que él comanda. Elon Musk es responsable de los coches eléctricos más vendidos del mundo, de innovaciones en baterías que permiten almacenar energía eléctrica y de sistemas como Paypal que permiten hacer pagos a través de email. También de SpaceX, la empresa de cohetes que pueden ser recuperados y reutilizados después de haber sido lanzados al espacio. Y de máquinas para cavar con gran eficiencia túneles debajo de las zonas más congestionadas de las ciudades, aliviando así el congestionamiento. También de la asombrosa Neuralink, empresa de implantes cuya misión es desarrollar tecnologías que le permitan al cerebro comunicarse de manera inalámbrica con un computador y mejorar así importantes funciones neurológicas.
Tanto Putin como Musk quieren cambiar el mundo. Putin destruyendo y Musk construyendo. Ambos tienen el poder y el dinero para financiar sus ambiciones. De acuerdo con la revista Fortune, Musk es la persona más rica del mundo. Y de acuerdo con los servicios de inteligencia de varios países, Vladimir Putin es, secretamente, el hombre más rico del planeta. Obviamente, además de su fortuna personal (estimada en más de 200.000 millones de dólares), Putin también tiene la libertad de usar los fondos del gobierno ruso para financiar cualquier aventura.
En esto el dictador y el emprendedor se asemejan. Putin quiso a Ucrania y Musk a Twitter. El primero invadió a su país vecino y el segundo se compró la empresa por 44.000 millones de dólares.
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