
Por Miro Popic|@miropopiceditor en TalCual
El pasado lunes 25 de abril se cumplieron 36 años del fallecimiento de Manuel Vicente Cuervo Reyes, más conocido cariñosamente como Chento Cuervo. ¿Saben ustedes de quién estamos hablando? Me parece que no. Hay que ser falconiano para haber oído de él. Fue el maestro de su pueblo, Puerto Cumarebo, donde nació el 5 de septiembre de 1899, y murió sin ir más lejos que a Coro, algunas veces. Sin embargo, fue el más universal de sus coetáneos.
Desarrolló su propio método de enseñanza basado en la palabra como herramienta de aprendizaje, orientado más a pensar que a memorizar, a razonar, a sentir, a actuar. El maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa dijo que era “el más grande de los maestros venezolanos”. Juan Pablo González Pérez, cronista de Cumarebo, recuerda que: “Todo lo que aprendía lo quería transmitir. Era estricto en la disciplina, ameno en sus clases y flexible cuando debía serlo. Usaba el pelo al rape y era de temperamento nervioso. Mostraba siempre un afán de conocimiento”. Para el historiador Juan Alonso Molina, Chento soñó siempre con “cumplir con su función pedagógica mucho más allá de lo que el estrecho límite del aula y su propia negativa a abandonar jamás su terruño, le permitió”.
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