
El doctor Carlos Hernández detectó el primer caso de desnutrición severa apenas entramos al patio de una casa transformada en sala de espera, el domingo 7 de noviembre de 2021. Señaló a una bebé que usaba un cintillo rojo con un lazo demasiado grande para su cabeza.
—Aquella niña es una kwashiorkor.
Las piernas y los brazos estaban hinchados. Un sarpullido se extendía por su cuerpo. El cabello era rubio y la piel pálida. Sin fuerzas para mantenerse erguida, dormitaba en el regazo de una mujer que la sostenía por el cuello para evitar que se ladeara. La boca parecía oprimida por mejillas muy abultadas.
La bebé corría el riesgo de morir.
Lee más en Prodavinci