
Por Moisés Naím en El Nacional
Mientras la crisis entre Rusia y Ucrania acapara la atención del mundo, una crisis aún más grave está siendo tratada con desgano e ineficiencia.
Al mismo tiempo que las imágenes de tropas rusas rodeando a Ucrania concentraban nuestra atención, la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos hacía público su más reciente estudio científico. La principal conclusión es que, en los próximos treinta años, el nivel del mar en las costas de Estados Unidos subirá tanto como lo hizo durante todo el siglo XX. Para darle algo de contexto a este dato basta mencionar que en esos cien años el mar en la costa atlántica de Estados Unidos subió de nivel más rápido que durante los 2.000 años previos. Otro dato: 40% de los estadounidenses viven en esa zona costera y una importante porción de la actividad económica de ese país ocurre allí. Como sabemos, este no es solo un problema para Estados Unidos. Es un problema mundial y la subida del nivel del mar es tan solo una de las manifestaciones del calentamiento del planeta
¿Por qué le está costando tanto a la humanidad enfrentar con eficacia la crisis que puede acabar con la civilización tal como la hemos conocido? ¿Por qué los políticos no logran tomar las decisiones necesarias para disminuir las emisiones del C02, el gas que más contribuye al calentamiento global?
Una primera respuesta es la impotencia. ¿Qué puede hacer un ciudadano normal para impedir que suba el nivel de los océanos? ¿O que disminuyan en frecuencia e intensidad las sequías, inundaciones e incendios forestales que son ahora habituales?
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