
Por Ricardo Sucre
Caracas.- Vi la película “No mires arriba” (2021, dirigida por Adam McKey) protagonizada por Jennifer Lawrence, Cate Blanchet, Meryl Strep, Leonardo Di Caprio, entre otros; toda una constelación del cine para darle vida a esta sátira sobre el poder en los EUA. Al menos para el 15-1-22, Netflix la ubicó como la “top 4” en Venezuela.
No conozco el tema del cine por lo que mi análisis es político. No es la primera vez que el cine norteamericano retrata el ejercicio del poder no solo en los EUA, sino el poder tal como se ejerce. Desde la famosa “Mr. Smith Goes to Washington” con Jimmy Stewart filmada en 1939 hasta “Don’t Look Up” de 2021, el ejercicio del poder es el protagonista que se filma en un formato que es universal y que engancha con el público: lo oculto del poder versus quienes luchan por hacerlo público. En sencillo, el “arquetipo” de “los políticos mienten, no importa cuando leas esto”.
Es la tensión constitutiva de la política: entre lo que no se ve que casi siempre es lo relevante y lo que se ve, que es el resultado final. La serie Borgen es otro ejemplo. Cómo en los pasillos y oficinas de Christiansborg ocurre la dinámica del poder, que no siempre aparece en las ruedas de prensa con una Birgitte Nyborg casi siempre sonriente. Por eso la política tiene mucho de actuación. Porque es una actuación que puede ser sana o patológica. Sana en el sentido que la política se hace en las circunstancias. Los políticos escriben sus memorias, pero después que dejan el poder ¿pero todo es tan fidedigno como lo escriben tiempo después? Pongo un ejemplo: Nelson Mandela.
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