
Una quinta parte de los jóvenes en todo el mundo no está adquiriendo experiencia en el mercado de trabajo, tampoco recibe ingresos ni se forma para mejorar sus competencias. Son clasificados en la literatura especializada como NiNis, siglas de la definición ni estudian ni trabajan. Investigaciones en América Latina y Europa advierten que este es un grupo vulnerable, empujado por barreras sociales y económicas, que enfrenta un alto riesgo de exclusión social y menos probabilidades de encontrar empleos competitivos. Encuestas directas a jóvenes que experimentan este limbo en América Latina también muestran que los contextos poco favorables para su desarrollo los desmotivan y acaban por normalizar la dependencia económica de sus padres.
En América Latina y el Caribe, 21,7% del total de jóvenes ni recibe educación ni tiene un trabajo remunerado, según el Informe Mundial sobre el Empleo Juvenil 2020 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El organismo advierte que el indicador “ha experimentado una leve pero persistente alza desde el año 2000, cuando era de 20%”.
Venezuela reporta un crecimiento sostenido de este grupo desde hace diez años. La consultora ANOVA Policy Research analizó las fuentes de microdatos disponibles de las Encuestas de Hogares por Muestreo del Instituto Nacional de Estadística y las Encuestas de Condiciones de Vida (Encovi), y encontró que la fracción de venezolanos entre 15 y 24 años que ni recibe educación ni tiene un trabajo remunerado creció 14 puntos porcentuales entre 2010 y 2020. Al principio de la década la tasa refleja un incremento leve, pero comienza a acentuarse en 2017. Hoy, tres de cada diez jóvenes en el país no se están formando ni acumulan años de experiencia laboral.
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