
Álvaro Benavides La Grecca
I
¿A qué métrica debemos acudir para conocer la distancia que media entre la infancia y la vejez? El tiempo, expresado en minutos, en años, es una forma de definirla con una precisión objetiva que no disputo.
En el caso de Rodolfo Izaguirre, sin embargo, esa medición se me hace insuficiente.
Lo escucha y mira uno hablar hoy en sus noventa, como lo escuchábamos y mirábamos hablar desde sus cincuenta –cuando lo conocimos personalmente– y el asombro que manifiesta ante casi todo ha sido constante y sustancialmente el mismo.
Sus maneras de expresar el asombro van, en todos sus matices, desde la fascinación hasta el espanto, pasando por el estupor, según sea el estímulo que lo provoque. Me atrevo a apostar que así ha de haber sido de niño. El que era aquel, como era aquel es el mismo que es hoy, como es hoy.
Asombro en la niñez, asombro en la vez, nada cambia: siempre el asombro.
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