
Por Pedro Pablo Peñaloza en La Gran Aldea
Pudo haber sido obra de la casualidad. O, quizá, un mensaje de la providencia. Pero en la misma semana en que jugó la Vinotinto se celebraron las elecciones regionales, lo que permitió observar con claridad las semejanzas entre ambos hechos.
En principio, quienes evalúan estos fenómenos comparten un discurso similar. Disminuir lo cuantitativo y potenciar lo cualitativo. Las selecciones que compiten por el Mundial suelen fijar su mirada en las columnas que registran triunfos, derrotas y puntos. No es el caso del combinado criollo, donde se valoran otros aspectos más abstractos: La idea, el coraje, el pundonor, la actitud… A falta de goles, la oncena vernácula ofrece “buenas sensaciones”.
Así se llamó a revisar el desempeño de la oposición en los comicios del 21 de noviembre. No se saltó al terreno para ganar sino para conectar con la gente, organizar y movilizar, recuperar la senda electoral, construir alianzas, promover liderazgos, fortalecer a los partidos, presionar al régimen autoritario, expresar un sentimiento de cambio. Incluso se resaltaba la necesidad de ejercitar el “músculo debilitado”, cual futbolista víctima de una lesión. Avanzar en estos aspectos dejaría “buenas sensaciones” que mitigarían el amargo y frío balance numérico.
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