
Por Francis Peña e Indira Rojas
«La mujer venezolana pertenece toda al hogar. Del dintel de su casa para afuera no tiene jurisdicción alguna; pero del umbral para dentro es soberana». Este es el comienzo de un artículo del periodista venezolano Nicanor Bolet Peraza, publicado en la revista El Cojo Ilustrado en 1897. Han pasado 124 años. Desde entonces, las mujeres han conseguido acceder a otros espacios. Ya en las primeras décadas del siglo XX, se desempeñaban como oficinistas y dependientas en el comercio. Sin embargo, los roles de género, que adjudican a la mujer las tareas de crianza y del hogar, seguían siendo determinantes y la fracción de mujeres con empleos era muy baja. “Solo 928 mujeres trabajaban como técnicas y profesionales para 1926, lo que representaba 0,6% de la fuerza de trabajo en esos campos, según datos de Héctor Valecillos. El autor también indica que la proporción de oficinistas era del 0,4% del total de empleados en ese sector”. Esto lo apunta la historiadora Inés Quintero en un capítulo de la serie La sociedad venezolana en el siglo XX. ¿Cómo se estudia la participación laboral femenina? ¿Qué ha pasado desde entonces?
La tasa de participación laboral femenina es la proporción de mujeres en edad de trabajar que forman parte activa del sector productivo formal o informal de un país. Las mujeres que están desocupadas pero buscan empleo activamente, o están temporalmente sin él, también forman parte de la tasa de participación. Este indicador suele asociarse a otros conceptos, como el porcentaje de personas ocupadas. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las personas ocupadas son aquellas que “durante un período de referencia corto se dedicaban a alguna actividad para producir bienes o prestar servicios a cambio de remuneración o beneficios”. La OIT también considera “ocupados” a quienes trabajan por turnos u horarios flexibles. En cambio, la desocupación se determina por la búsqueda activa de trabajo.
En Venezuela, entre la década de los 50 y los 60, la proporción de mujeres en la fuerza laboral no llegaba al 20%. A partir de 1990, la tasa de participación laboral femenina aumentó de forma acelerada, un incremento que también se reportó en toda América Latina. Ese año, el 37,2% de las mujeres venezolanas mayores de 15 años estaba trabajando o buscando trabajo activamente. Hay que considerar que la tasa de participación masculina seguía siendo más alta: este mismo indicador para los hombres alcanzó el 80,6%.
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