
Ana Teresa Torres ha pensado el país en varias de sus obras, ya sean de ficción, como en Nocturama o La escribana del viento, o analizando la cruda realidad, como en el ensayo La escritura y sus circunstancias, y en ellas ha plasmado el sino trágico de los venezolanos, marcado por el culto a la personalidad, la falta de valoración de la civilidad y el amor por el poder.
En sus escritos se nota esa agudeza lograda por esa otra profesión a la que se dedicó por muchos años antes de entregarse por completo a la narrativa, el psicoanálisis, disciplina que evidentemente le otorga ventaja al escudriñar los resquicios del ethos de la sociedad venezolana para sacar a la luz las inclinaciones que pueden ser un lastre sobre los ciudadanos, pero que a la vez contiene en sí mismo las herramientas que pueden conducirlos a un futuro mejor.
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