
Por Alberto Barrera Tyszka
Es narrador y ensayista venezolano.
CIUDAD DE MÉXICO — Con la llegada de las plataformas y el cambio drástico del consumo de contenido audiovisual, se presagió la muerte de la televisión abierta y de uno de sus productos más emblemáticos en Latinoamérica: la telenovela. La televisión, tal y como la conocíamos la mayoría de los que nacimos en el siglo XX, estaba destinada a desaparecer. Y los culebrones eran dinosaurios sentimentales que se irían apagando lentamente.
Pero pocos años después, aún con el contundente decaimiento de los canales tradicionales de televisión, la telenovela está de regreso. Netflix —la plataforma de streaming (o transmisión en directo) más poderosa del planeta— ha comenzado a producirlas mientras Univision y Televisa, los productores del género en español tradicionalmente más importantes, se han unido en una nueva plataforma que tendrá el melodrama como una de sus apuestas centrales.
Me parece excelente que este género —tan nuestro— tenga la oportunidad de presentarse en otras pantallas y de reinventarse, alimentándose de lo mejor de su propia naturaleza y evitando o superando las carencias o condiciones del pasado.
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