
La familia Chávez, originaria del estado Barinas, en los llanos occidentales de Venezuela, domina la escena política local desde que su hijo más sobresaliente, Hugo Rafael, ascendió a la presidencia de la República en 1999. Su padre, sus hermanos y sus primos, turnándose en la gobernación y alcaldías, hicieron del poder regional un trono hereditario. Pero otros emporios descollaron, más allá de lo político y todavía hoy, cuando la economía, dependiente de la agroindustria, languidece.
Es el caso de los Nemer, una familia de origen sirio, y de su líder prominente, Atef. Aunque el sitio web del grupo familiar hace un esfuerzo de síntesis al delinear sus negocios en tres áreas -inmobiliaria, vehicular y comercial-, la descripción no le es fiel a la expansión de sus actividades. Hoy la familia posee al menos 50 empresas en Venezuela, Panamá y Estados Unidos. Levanta edificios, se asocia con cadenas hoteleras cinco estrellas y patrocina equipos de fútbol.
Su más reciente ensanche abarca el terreno de la agricultura, a pesar de que, como afirman fuentes del sector, “no tienen vocación agrícola”. Los Nemer cobraron varias presas -cuatro tiendas- en el desguace de la empresa estatal de suministros agrícolas, Agropatria, colapsada en 2020, y producto a su vez de la expropiación en 2010 de Agroisleña, la empresa privada fundada por inmigrantes canarios que era la líder tradicional en el mercado.
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