
Por Naky Soto en La Gran Aldea
Una foto trascendió de las elecciones primarias del Psuv: el gobernador del estado Apure, Ramón Carrizalez, exhibió su voto con unos pupitres desvencijados como fondo, un resumen estético del chavismo en el poder y de su relación con aquellos a quienes deberían servir, porque hace rato se les olvidó que son servidores públicos. Aunque el primer error haya sido de quien tomó la foto, otra persona decidió subirla y con eso honró la idea de que es más importante el voto que el fondo. Una escuela destruida es más que escenografía.
Desde hace años la oposición demanda la realización de elecciones justas para destrabar una crisis política que encontró otra manifestación en las propias filas del PSUV hace días. Allí, en la consternación de esos candidatos que fueron sorprendidos por la ferocidad de unos cogollos que no quieren dejar de gobernar aunque hayan colapsado la nación. Entonces, los que no están conectados con el poder central, fueron burlados en su intención (democrática o no, eso es accesorio), de medirse “entre ellos” para ganar algo por “apoyo popular”.
Hubo un grupo que fue vetado antes de las primarias porque así lo decidió el poder. Luego, de los que sí pudieron participar, unos no sumaron los votos necesarios, otros fueron golpeados con la imposición de ganadores sin legitimidad, y la tercera escala de la chapuza fue el recordatorio, un día después de la supuesta elección, de una norma interna según la cual ganar no es igual a ganar, porque para ganar es necesario contar con el permiso del poder.
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