
Por Alberto Barrera Tyszka en The New York Times
Es narrador y ensayista venezolano.
“A mí ya no me importan ni la oposición ni el gobierno. Yo lo único que quiero es que me dejen de joder”. Lo dice un venezolano que tiene un pequeño puesto de venta de empanadas cerca del centro de Caracas.
Me contó que en estas dos décadas ha sido de todo: votó por Hugo Chávez en 1998, se desilusionó, apoyó después a la oposición y terminó también decepcionado. Ahora solo quiere que lo dejen en paz, tratando de sobrevivir.
Se ha anunciado que el próximo viernes 13 de agosto comenzará, en México y con el acompañamiento del gobierno de Noruega, una nueva mesa de diálogo entre el gobierno y las fuerzas de oposición de Venezuela. La mayoría de la población, sin embargo, no ve este hecho con esperanza. Son demasiados años de desgaste.
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