
Por ÓSCAR LUCIEN
Lamentablemente la reunión de los países europeos en la hermosa ciudad de Oporto no concluyó en una perspectiva clara sobre la liberación de las patentes que potencialmente permitiría una lucha más efectiva a escala planetaria contra la pandemia.
Mi desconcierto es mayor cuando oigo la posición de importantes voceros de la industria farmacéutica: si liberan las patentes ya no habrá motivación para la inversión en investigación científica. Sin embargo, cuando el número de muertes supera los 4 millones de personas, que la pandemia está en pleno apogeo en países como India o Brasil, o de manera general en el empobrecido sur del planeta, cuando los estragos económicos y psicológicos son innumerables, ¿tiene un sentido humano la incomprensión sobre la urgencia de la vacunación universal? Y si celebramos el logro científico de una vacuna en tan poco tiempo es impostergable el gesto humanitario de encontrar la solución perentoria para compartir su aplicación a toda la población mundial.
Lee más en El Nacional