
Dejó fuera a decenas de hombres, discutió sentencias, expulsó a quienes reclamaron irrespetuosamente, impuso su autoridad, aplicó las reglas y nunca se supo que era gay.
Difícil imaginar si habría sido posible que llegara a ser umpire en las Grandes Ligas de haberse sabido que era homosexual.
Dave Pallone, por 10 años, fue árbitro en las Mayores. Debió llevar una doble vida: la del hombre recio que era capaz de enfrentar a los peloteros, y la otra, la del hombre que debió ocultarse para amar, el juez del terreno que vivía con temor a ser descubierto.
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