
Por Elizabeth Fuentes en El Cooperante
Caracas.- Una paradoja más acompaña el ya escandaloso juicio de la herencia del empresario Oswaldo Cisneros y que ha dividido a la familia en dos partes hasta ahora irreconciliables: el tribunal que debe conocer la causa no tiene luz.
Una ironía porque estos multimillonarios cuentan con una especie de supermercado personal en Panamá adonde envían a los empleados en su avión particular a buscar cualquier electrodoméstico que se haya dañado en alguna de sus múltiples propiedades para reemplazarlo por uno nuevo. Pero ahora la familia se ha topado con el infierno venezolano y a la tensión ya existente, se le debe sumar ahora los cortes de luz que sufre el Tribunal Octavo de Mediación de Menores, que lleva el caso de la cuantiosa herencia.
Y a eso se le agrega la semana radical que también hace lo suyo. Porque, como en el chiste del infierno venezolano, cuando hay luz no hay despacho -porque es semana radical- y cuando la semana es flexible, no hay electricidad.
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