
Por Jorge Carrión
Es escritor y crítico cultural. Su libro más reciente es Lo viral.
BARCELONA — “No entienden muy bien quién es abuelo, quién tío, quién bisabuelo; las viejas etiquetas les deben parecer espesas e imprecisas”, afirma el narrador de Los cuerpos del verano, de Martín Felipe Castagnet. El hombre —que resucita en el cuerpo de una mujer tras flotar durante setenta años en el mundo virtual donde habitan millones de conciencias— dice en otro momento sobre los jóvenes: “Son la última generación; en adelante no habrá generaciones sino multiplicaciones”.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up
A través de la ficción especulativa —y por momentos absurda— el escritor interviene en la discusión actual sobre la identidad, la memoria o la tecnología. Estrategias parecidas encontramos en libros de Marcelo Cohen, Samanta Schweblin, Edmundo Paz Soldán, Fernanda Trías, Rita Indiana, Alberto Chimal, Gabriela Alemán, Juan Cárdenas, J. P. Zooey o Liliana Colanzi. Han proliferado los relatos y novelas de autores latinoamericanos que fabulan realidades alternativas o futuras, casi siempre con intención irónica, política y queer.
La ciencia ficción más heterodoxa se ha vuelto medular en la literatura de América Latina. Especialmente castigada por la pandemia, con la migración siempre en el horizonte y víctima de una polarización política que cada día se vuelve más extrema, la región está encontrando en su literatura los futuros que sus políticos son incapaces de imaginar. Las nuevas mitologías, que los lectores sin duda necesitan, son construidas por los escritores mediante la hibridación de las cosmovisiones indígenas con las maestras del feminismo, de la tecnología con el humor, del ensayo con la ciencia ficción.
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