En marzo de 2020, mientras el mundo occidental comenzaba la cuarentena por COVID-19, Caracas se llenó de humo. La periodista especializada en medio ambiente, Helena Carpio, se asomó por su ventana y quedó impactada al darse cuenta que la calima le impedía ver el Ávila, la emblemática montaña que bordea la capital venezolana.
Tampoco se veían llamas. Algo estaba quemándose, pero no sabían dónde ni tampoco había información oficial al respecto. Twitter era el único lugar para informarse y sólo se conseguían mensajes de cientos de personas quejándose de las consecuencias del humo: dolor de pecho, dificultad para respirar, picor y ardor en los ojos, entre otras.
Clasificación de países de la región amazónica por densidad de incendios. («Naturaleza en Llamas» por Prodavinci)
“Era muy desesperante asomarme por la ventana y no ver llamas por ningún lado. Se sabía que algo grande se estaba quemando, pero no teníamos idea de qué era. Buscando en Google, me encontré con el mapa del Global Forest Watch y empecé a buscar qué datos alimentaban ese mapa. Así surgió Naturaleza en Llamas”, le contó Carpio a LatAm Journalism Review (LJR).
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