
Carolina Jaimes Branger
Una entrevista que le hice hace aproximadamente un mes a la ingeniero Marianela Lafuente Sanguinetti, Individuo de Número y vicepresidente de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, encendió mis alarmas: sólo hay tres mujeres en un universo de 35 académicos. ¿Por qué?…
Sin demeritar a los miembros de la Academia, quienes son profesionales íntegros, respetados y exitosos en su quehacer, me quedó un mal sabor por la falta de mujeres igualmente íntegras, respetadas y exitosas.
Pocas personas saben que yo soy ingeniero de sistemas, porque mi trabajo me llevó por otros derroteros. Pero conmigo estudiaron y ejercen brillantes mujeres que deberían ser consideradas para ser parte de la Academia. Y no es que “ahora” es cuando las mujeres empiezan a estudiar ingeniería: cuando yo estudié –y este año cumplo 40 años de graduada- en Sistemas nos graduamos 14 mujeres y 13 hombres. Y en Civil, había muchas más mujeres que hombres. Laura Carvallo, una de mis compañeras y para más cuentas mi comadre, trabajó en Cemex durante muchos años, llegando a ser la primera mujer latinoamericana en ser directora de la multinacional. Ahora trabaja en la Universidad Monteávila. ¿Acaso no merece ser considerada para la Academia? Y como ella, muchas otras.
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