
Por Anahad O’Connor
En este último año, mientras personas de todo el mundo batallaban con niveles más elevados de estrés, depresión y ansiedad, muchas recurrieron a los alimentos que más las reconfortan: helado, pastelitos, pizza, hamburguesas. Pero algunos estudios realizados en años recientes sugieren que los alimentos cargados de azúcar y con alto contenido de grasa que se nos suelen antojar cuando estamos estresados o deprimidos, por reconfortantes que parezcan, son los que menos benefician a nuestra salud mental. En cambio, quizá sea mejor apostar por los alimentos integrales como frutas, vegetales, pescado, huevos, nueces y semillas, frijoles y legumbres, y alimentos fermentados como el yogur.
Estos hallazgos provienen de un campo de investigación emergente conocido como psiquiatría nutricional, que estudia la relación entre la alimentación y el bienestar mental. La idea de que comer ciertos alimentos podría promover la salud cerebral, y a la vez mejorar la salud del corazón, tal vez suene a sentido común. Pero históricamente, la investigación nutricional en gran medida se ha enfocado en cómo los alimentos que comemos afectan nuestra salud física, en vez de nuestra salud mental. Durante mucho tiempo, la posible influencia de la comida en la felicidad y el bienestar mental fue “prácticamente ignorada”, según señaló hace poco un equipo de investigadores.
Sin embargo, a lo largo de los años, un creciente corpus de investigación ha brindado pistas interesantes sobre las maneras en que los alimentos podrían afectar nuestros estados de ánimo. Una dieta saludable fomenta la salud del intestino, el cual se comunica con el cerebro a través de lo que se conoce como el eje intestino-cerebro. Los microbios en el intestino producen neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que regulan nuestro estado de ánimo y nuestras emociones, y la microbiota intestinal ha estado implicada en resultados de salud mental. “Un conjunto cada vez mayor de literatura muestra que la microbiota intestinal influye en la formación de una variedad de trastornos psiquiátricos, incluido el trastorno depresivo mayor”, según escribió un equipo de científicos en la Harvard Review of Psychiatry el año pasado.
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