
Por Max Fisher
Existe una gran posibilidad de que al menos uno de estos rumores, todos falsos, te hayan llegado como un hecho real: que el presidente Biden planea obligar a los estadounidenses a comer menos carne; que Virginia está eliminando las matemáticas avanzadas en las escuelas para promover la igualdad racial; y que los funcionarios fronterizos están comprando ejemplares del libro de la vicepresidenta Kamala Harris para distribuirlos, de manera masiva, entre los niños refugiados.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up
Todos fueron amplificados por actores partidistas. Pero es igualmente probable que hayas entrado en contacto con esos rumores, a través de alguien que conoces. Y es posible que te hayas percatado de que estos ciclos de indignación, alimentados por la falsedad, se siguen repitiendo.
Estamos en una era de desinformación endémica, y desinformación absoluta. Muchos malos actores están contribuyendo a que avance esa tendencia. Pero, según algunos expertos, los verdaderos impulsores son las fuerzas sociales y psicológicas que hacen que las personas sean propensas a compartir y a creer en la información errónea en primer lugar. Y esas fuerzas están aumentando.
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